It’s night, and darkness covers the world.
La noche tiende sobre nosotros un lazo irrompible e invisible del que no podemos liberarnos.
¿Habéis sentido alguna vez su poder, aterrador y soberano?
¿Habéis sentido cómo abre sus fauces sangrientas y negras, de las que no podéis huir?
¿Habéis sentido la mano sobre la espalda, o la mirada desde el rincón, o el abrazo nocturno, o el susurro imperceptible, o el espanto innominado, o la sombra fugitiva, o la silueta tras el cristal, o la respiración en vuestra nuca?
Es la noche, que tiene personalidad propia. Es la noche, portal de mundos ignotos, conexión con nuestros primitivos miedos, ventana hacia dimensiones secretas, reinos oscuros que apenas dicen palabra y que nunca se cruzan con el nuestro, salvo en mitad de la noche y en medio de la calma, cuando ni siquiera nuestro pensamiento, nuestra voz interna, nos entretiene.
Es la noche, el imperio de los silenciosos, el refugio de los enamorados, la cárcel de los malditos, el hogar de los prófugos.
Es la noche, la serena fuente de los escritores, la madre de los tristes, la enfermera de los cansados, la amiga de los neonatos, la perfecta anfitriona de las fiestas, la maestra de los borrachos.
Es la noche, reino oscuro de la calma.
En ella me recreo en las letras negras que nacen raudas de mis dedos delicados. En ella te recuerdo, en ella te añoro, en ella me despido.
Vuelve a mí en la noche, sueño perdido, y recibe mi confianza en tu paz.
Buenos días, y buenas noches, mis amigos del mundo. Este escritor os habla al oído, con el amor de los hombres serenos y profundos. Si también me queréis, volved mañana a visitarme. Puede que haya encontrado en el reino oscuro de la calma un motivo más para seguir el camino sin marcas de la vida.
Somnia 