Los jefes del mundo han decidido arrancárnoslo todo… convenciéndonos de que es lo mejor. Lo harán poco a poco, usando los medios de comunicación de masas, el cine, las ideologías populistas, las redes sociales; se inventarán causas «sociales» o «justas» (¿por qué ambas palabras tan diferentes han terminado siendo sinónimas para algunos?), para conducirnos hasta el lugar al que quieren que lleguemos: un nuevo sistema en el que ellos tengan un dominio más absoluto de nuestras mentes, y nosotros menos libertad.
Mientras tanto, los aborregados se indignan porque a una jovencita a quien las normas le importan un bledo se queja porque le pidieron que se cubriera el escote, antes de subir a un avión. Y el joven escritor que quiere desarrollar su arte sigue dudando si ponerse a escribir, porque teme que al mundo, dominado hasta el extremo por la ceguera, la tiranía y la mentira, le gustan muy poco quienes intentan hacer que los demás «abran los ojos».
Un día ya no habrá posibilidad de escapar. La mierda nos habrá cubierto del todo. Y ni siquiera nos daremos cuenta.