Hoy nos visita Mari Cortés, una poetisa dispuesta a explicarnos algo que ha estremecido su corazón.
Porque en Somnia nos encanta la poesía, y porque estamos seguros de que os habréis sentido identificados con ella.

Reflexión de una noche de viernes
Esta tarde iba caminando en dirección a casa,
el aire fresquito soplaba de frente y a mi favor,
mientras me peinaba el cabello y me sentía flotar.
Aceleré el paso
y hubo un momento en el que me faltó el aire.
Deslicé sutilmente la mascarilla hacia abajo,
me paré y respiré hondo,
para disfrutar del momento y reponerme.
Duró poco el placer:
un coche de policía atravesaba la avenida,
vigilando que todo estuviese en orden.
Recoloqué mi mascarilla,
tapando por completo mi nariz.
Sentí tristeza, mucha tristeza…
El solo hecho de pensar que descubrir mi boca
sea sinónimo de peligro me estremece.
¿No os ha pasado que, después de darle un beso a un ser querido,
habéis sentido miedo?
Supongo que sí.
Miedo de que pueda pasarle algo,
y esa responsabilidad, llevada al extremo,
que nos limita los sentimientos…
Y es que,
desde que los besos pueden matar,
ya nada es igual.