Queridos amigos, dear friends.
La pandemia está cambiando el mundo que conocemos, no solo porque está afectando a la salud de millones de personas en el mundo entero, sino porque está destruyendo el tejido empresarial. Costará años, quizás décadas, reconstruir todo lo que se está viniendo abajo, de una forma o de otra, y quizás muchos de los proyectos y de las empresas que están acusando el golpe ya no puedan reflotarse. No solo perjudicará a los empresarios, por supuesto, sino también a los trabajadores, e incluso a las ciudades, a los flujos de población, y a la cultura. Hasta las formas de vida y la educación de las nuevas generaciones se verán influidas por esta pandemia mundial. ¡Todo está conectado, amigos!

Para muestra, un botón importante:
Los famosos hermanos Adriá, cocineros españoles que se han hallado durante años entre los más renombrados del mundo, han tenido que someter a concurso de acreedores sus restaurantes en Barcelona. Ni siquiera los mejores restaurantes, los más galardonados, los que todos los degustadores de la alta cocina buscaban y por los que llegaban a esperar durante meses en lista de espera, han escapado a la debacle económica derivada de las restricciones acordadas por las autoridades, como consecuencia de la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19.

Pero no queremos llenar líneas y párrafos sin más. Vamos a ser justos con la fuente de la que hemos sacado esta noticia. A continuación os dejaremos el enlace. Allí podréis consultar los hechos que os comentamos. Pero lo más importante es cómo este virus está destruyendo nuestras estructuras y nuestras costumbres, incluso a nivel gastronómico. ¡Y aun hay personas que no se han enterado y siguen jugándose su vida y la de los demás cada día, saliendo a la calle sin mascarilla, asistiendo a fiestas ilegales, etc!
Esperamos que los hermanos Adriá, y como ellos todos los que se han visto dañados, sobre todo los autónomos y las pymes, logren remontar el vuelo cuando la situación sanitaria haya mejorado. No solo por ellos, sino por todos nosotros. Necesitamos tener esperanza en nosotros mismos, y nos merecemos ser capaces de recuperar todo lo que, de una u otra forma, hemos perdido.