Esta Solemnidad se celebra en la Iglesia de Occidente desde el año 1476, y con todo fasto desde la definición dogmática, que tuvo lugar en 1854.
En las vísperas de esta fiesta, se canta este himno, que os traslado para que veáis que hay poesía religiosa que vale la pena conocer y que no es demasiado compleja:

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I
Reina y Madre, Virgen pura,
que sol y cielo pisáis,
a vos no sola no alcanzó
la triste herencia de Adán.
¿Cómo en vos, Reina de todos,
si llena de gracia estáis,
pudo caber igual parte
de la culpa original?
De toda mancha estáis libre:
¿y quién pudo imaginar
que vino a faltar la gracia
en donde la gracia está?
Si los hijos de sus padres
toman el fuero en que están,
¿cómo pudo ser cautiva
quien dio a luz la libertad?
Amén.
II
De Adán el primer pecado
no vino en vos a caer;
que quiso Dios preservaros
limpia como para él.
De vos el Verbo encarnado
recibió el humano ser,
y quiere toda pureza
quien todo puro es también.
Si Dios es autor de las leyes
que rigen la humana grey,
para engrendrar a su madre
¿no pudo cambiar la ley?
Decir que pudo y no quiso
parece cosa cruel,
y, si es todopoderoso,
¿con vos no lo habrá de ser?
Que honrar al hijo en la madre
derecho de todos es,
y ese derecho tan justo
¿Dios no lo debe tener?
Porque es justo, porque os ama,
porque vais su madre a ser,
os hizo Dios tan purísima
como Dios merece y es.
Amén.>>